Os dejo uno de los poema que, desde mi adolescencia, más he leído y releído; primero por lo que tiene de romántico y dramático -términos inseparables a determinada edad- y luego por esa mezcla de palabras y emociones controladas, por la consecuencia de una comunicación desde la razón y la falta de asertividad de él y de ella.
“Asomaba
a sus ojos una lágrima,
y a mi labio una frase de perdón,
habló el orgullo y se
enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella
por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿por qué callé
aquél día?
Y ella dirá: ¿por qué no lloré yo?”
Gustavo Adolfo Bécquer
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