Este post es una colaboración de J.A. González.
Entre tanto informe PISA y tanta
competitividad plurilingüe estamos empezando a perder el sentido de qué es
educar y quienes son los protagonistas reales de aquello que hacemos los que
educamos. Además de perder a los niños, en esta partida con las cartas siempre
marcadas en la que continuamente se mezclan churras con merinas y en la que las
barbaridades se visten de hermosos eufemismos, también estamos perdiendo el
orgullo y la autoestima.
Estoy más que harto de que nos
digan que la escuela de hoy es fracaso, improductividad, que en otros tiempos
era mejor, que los niños salían mejor preparados… Hace unos días, trabajando
con una niña de 7 años un ejercicio de cierre gramatical ocurrió algo que me
hizo sentir muy bien, realmente bien. Los niños nos sorprenden siempre.
Se trataba de una prueba de
cierre gramatical que tiene frases del estilo, “Caminas con los pies y coges
las cosas con las… manos (debe decir el niño)”. Una de las frases que debe
completar es la siguiente: “Los médicos curan, los profesores….”.
Tradicionalmente los niños
decían… enseñan, dan clase, explican. Pero desde hace unos años dicen, los
profesores ayudan. La niña del ejercicio dijo: “ayudan a aprender”. Y me hizo
sentir que no lo estamos haciendo nada mal, me hizo sentir orgulloso de ayudar.
Cuando dábamos clase,
explicábamos, enseñábamos… nosotros los maestros éramos los activos, los
protagonistas, los que daban el sentido a la escuela. Ahora que ayudamos a
aprender, es el niño el ser que elabora el aprendizaje activamente, es el auténtico
protagonista. Eso sí que es siglo XXI.
Los tiempos han cambiado, los
niños han cambiado, y tristemente nos quieren imponer una escuela de otros
tiempos y de otros niños. Entérense: No enseñamos, ayudamos a aprender.
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