EMOCIONES ANTE LA CRISIS: LA ASERTIVIDAD SOCIAL, MOTOR DEL CAMBIO.


Este post es una colaboración de J.A. González. 

La persona asertiva es aquella que respetando los derechos de los demás consigue mediante sus actos que los demás respeten sus derechos. Es aquella persona que activamente se posiciona ante los demás, ante las dificultades de la vida en sociedad, y se expresa de modo no agresivo.

Llevamos décadas (de modo muy intenso a partir de los 70) reduciendo nuestra mirada de la existencia a la dimensión individual. De la realidad nos interesa únicamente aquello que tiene que ver con nosotros mismos y nuestro pequeño microcosmos social (familia, amigos, compañeros… realidad próxima). Pensamos que actuar para incidir en mayores dimensiones sociales escapa a nuestras posibilidades ya que lo realmente importante, por estar a nuestro alcance e influir en nuestras emociones directas, es exclusivamente aquello que nos rodea. No es de extrañar que el avestruz termine pensando que lo más maravilloso del mundo es el agujero donde esconde la cabeza. Nos han enseñado a vivir con miedo, a vernos débiles y a ser pasivos.

Me gustaría que fuese posible extender el concepto asertividad al conjunto de la sociedad, a todos nosotros en cuanto ciudadanos. La asertividad como virtud ciudadana. ¿Vivimos en una sociedad pasiva que permanece inmóvil ante los desastres y padece calladamente sus consecuencias? ¿Es la única solución pasar de repente al estallido violento?

Al individuo se le recomienda que huya de la pasividad, que sea activo, y que esa actitud se aleje de las conductas agresivas, en la búsqueda del respeto de los propios derechos. Por qué no pedirle a nuestra sociedad, a nosotros como ciudadanos, una actitud proactiva, asertiva en la defensa no violenta de nuestros derechos y de los derechos de los que la forman, una actitud participativa alejada de la resignación.

Tenemos el derecho asertivo a pensar y expresar de modo colectivo que esta sociedad no nos gusta, tenemos el derecho a imaginar un mundo mejor y el derecho y la obligación de intentar construirlo. ¿Qué pasaría si sacásemos la cabeza del agujero?

De momento contribuyo con un poema.

CUESTIÓN DE FUTURO.

Vivir de la mentira prisioneros
y negar tanta verdad ultrajada.
Acatar la sinrazón y el dinero,
admitir la vida como putada.
No ser alguien si no se es el primero,
machacar al hermano hasta la nada,
competir por llegar al sumidero.

Dejar vacía el alma, abandonada.

Si esto exigen feroces los mercados,

¿les diremos amén arrodillados?

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