Percibir,
sentir, emocionarse, reaccionar, actuar. Nuestras emociones nos llevan desde la
percepción del mundo, interior o exterior, a la acción que intenta transformarlo. En el cambio está la vida.
Vivimos porque percibimos, y sentimos y nos emocionamos, y porque decidimos
actuar. Parece un proceso automático. Nada más lejos de la realidad. Es un
proceso permanente de consciencia, de querer ver, de querer sentir. La vida
humana plena es un proceso permanente de lucha contra la habituación de los
sentidos y las emociones.
Olemos
con placer un perfume, apreciamos una melodía, vibramos al mirar unos ojos que
nos aman, lloramos al presenciar una desgracia. Pero también dejamos con el
tiempo de apreciar el perfume, la música, los ojos amados y hasta dejan de dolernos
las desgracias que podemos contemplar. Nos habituamos y dejamos de percibir,
dejamos de sentir, de amar, nos abandonan las emociones y nos quedamos quietos,
pasivos, sin vida.
Hace
casi 20 años, en un telediario se narraba la guerra de Bosnia y unos ojos
doloridos me miraron. Llevo su recuerdo dentro de mí y me hace sentir que vivo,
que afortunadamente no soy capaz de habituarme. Tal vez parte del secreto de
vivir esté en no habituarse.
Sé que no podré contarte
LA
NIÑA DE LAS NOTICIAS.
Tus ojos me duelen.
Tu
boca asustada
lanzaba
dentelladas
sin
nombre
ni
esperanza.
Latigazos
de vacío
abandonado,
oscuras
cuchilladas
de
ternura interrumpida.
Tus
manos,
rendidas
y agotadas,
querían
jugar a vivir.
-
No sabían que a menudo
jugamos
sueños imposibles - .
Tus
ojos desiertos
trazaron
el arco
desde
la soledad
y
sentí la caricia.
-
Caricia que necesitabas
y
ni podías pedir -.
Y
mis brazos
no
te acunaron.
Sentí
tu despedida y no pude mirar.
Sé que no podré contarte
cómo me duelen tus ojos.
J.A. González
2 comentarios:
Jo tia cómo mola J.A.
jajjajajaja... pues sí, mola mucho ,))
RoSa
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