. . .cansancio, falta de apetito y concentración, somnolencia o insomnio, taquicardia y dolores musculares, además de irritabilidad, ansiedad, tristeza, pasotismo y una profunda sensación de vacío. . .
Todo esto tras las vacaciones.
¡Si lo sé no vuelvo!
Precisamente esto nos pasa por volver al trabajo; es lo que se conoce como síndrome o estrés postvacacional.
¿Qué hacer ante tal cúmulo de síntomas? Lo primero, y fundamental, no darle demasiada importancia; tratar de reincorporándonos a nuestras rutinas laborales poco a poco, pero sin pausa. Debemos abandonar hábitos veraniegos tales como horarios de sueño –solemos acostarnos y levantarnos más tarde-, siesta, aperitivos,…
No obstante, sería muy saludable –tanto física como psíquicamente- integrar en nuestro día a día aspectos que hemos estado realizando en estos días de descanso: lectura, tiempo de deporte, paseos, tiempo para la familia y para uno mismo,…
Se trata de disfrutar momentos del confort vacacional el resto del año; llévate la playa a la oficina, o su arena, o su luz... o tal vez te tengas que conformar con estirar las piernas bajo la mesa buscando que el agua te roce los pies, pues hazlo, ESTÍRATE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario