Un Mantra Marinero

Este Post es una colaboración de J.A. GONZÁLEZ.

Querida, heroica y nunca bien ponderada en su valía, madre de adolescente:

Consciente de las dimensiones desquiciantes de la empresa en la que un día, de repente y sin previo aviso, te viste metida mientras tranquila y cantarina ibas de la cocina de tu casa a tu dormitorio, quiero ofrecerte, a modo de bálsamo de feriante, un truco oriental que quizá no solucione pero si calme muchos de tus males. ¿Quién por tan poco da más? Señoras presten atención, que no siempre se encuentra en aquesta villa sanador más famoso y resolutivo, a la par que atractivo.

RECETA CUASIMILAGROSA Y MUY MARINERA:

(1) Pensad que el trabajo ya está hecho. “Ese, el de los granos” es un barco que se fue construyendo durante muchos años en el astillero de la familia. Enhorabuena ingeniera naval, aunque el barco no sea exactamente como pensabas.
(2) Como sabéis, mis buenas amigas, los barcos no están hechos para el dique seco y necesitan terminar su construcción navegando.
(3) Lo sorpresivo es que este barco, obsesionado con la maquinita depiladora, ha pasado sin anestesia, de la placidez del puerto a la tempestad más horrible (hormonal, mental, vital, sentimental, estética…). ¿Es pasajera la situación? Más vale que vayáis admitiendo que se quedará en la tempestad un tiempo. Menudo alivio, diréis, pero…
(4) He aquí lo maravilloso, agarraos a este mantra, a esta imagen, como a un salvavidas: “soy un faro, soy un faro, soy un faro…”  
(repetir tantas veces como sea necesario para evitar males mayores, por ejemplo… asar quinceañera con el secador del pelo… infartos paternales mirando el reloj…fumigar leonera con pentotal sódico…).
(5) Convenceos de que sois faros sólidos, luminosos, magníficos como el faro de Alejandría. Sabéis cual es vuestro papel, orientar, bien, y sabéis donde está el puerto, bien. Si no lo sabéis, mal, corriendo a pedir ayuda, que ya estáis tardando.
De acuerdo, a veces nos golpean olas de diez metros o más y parece que el faro se va a caer… tranquilas, recordad… “soy un faro, soy un faro, soy un faro”. Recordad que el barco que ayudasteis a construir os necesita, aunque de momento en la tormenta a veces no os vea. Cosas del mar.
(6) Por Dios, si sois un faro no os mováis tanto. Los faros no se mueven. Bastante tiene el barco con la tormenta. Si el barco se mueve y el faro también, naufragio seguro. Vuestro papel: aguantar el oleaje que golpea, confiar en la estructura del navío y seguir siendo quien sois y queriendo como queríais, aunque las olas a veces duelan.
  
“Lejos es un lugar al que vamos para crecer, para creer, para llenarnos de experiencia, de vida, o para saber que debemos volver. Cuando en nuestro camino vamos lejos no hay nada que perder. Pues yendo allá, lejos, ese lejos de cada uno, es donde nos encontramos a nosotros mismos”. Marisol Rozo. 

Ellos necesitan encontrarse, y nosotros a lo nuestro… soy un faro, soy un faro, soy un faro…ommmmm….ommmmm. Suerte amigas… y amigos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Gracias! a mi padre y mi madre, los faros de mi vida. Clara

Anónimo dijo...

Me ha encantado este post, es simplemente genial!
un beso:)

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