Niveles de Comunicación



¿Por qué a veces nuestras palabras parecen que caen en saco roto?
¿Por qué a veces, más de las que queremos, hablamos sin conseguir influir en nuestro interlocutor?
¿Qué magia tienen algunas personas que son escuchadas, comprendidas y seguidas por los demás?

Pues, queridos amigos, menos magia y frustración  y más entrenamiento en comunicación.

La clave está en saber manejar los dos niveles en los que nos podemos comunicar.
Uno es el racional. Aquí mi diálogo es lógico, objetivo, sin implicaciones del emisor ni involucración con el receptor. Presentamos datos, hechos, información aséptica, frases clichés.
Os imagináis si ante mi saludo de “buenos días, ¿qué tal?” alguien me contestase: “pues fatal, esta mañana no me arrancaba el coche y he tenido que llamar a la grúa”  Seguro que semejante respuesta me descolocaría; y es que, yo estoy saludando desde un nivel racional y me están contestando desde otro nivel: el emocional.

Cuando hablamos a nivel emocional lo hago desde mis pensamientos, sentimientos, criterios y valores. Es un nivel subjetivo y personal. Y es, cuando me comunico a este nivel, cuando creo conexión con mi interlocutor, cuando llego a sus pensamientos, sentimientos, criterios y valores. Desde aquí surge la posibilidad de influir.

Cuando hablo mi objetivo es calar en mi interlocutor, tener efecto en él, afectarle.
Y esto lo conseguimos cuando nos comunicamos a nivel emocional.

¿Cómo expresarnos a este nivel?  Es fácil, sólo hay que entrenarse en pautas como estas:

  1. Personaliza tu diálogo. Llama por su nombre a la persona con la que hablas. No hay nada que nos suene más melodioso que nuestro propio nombre.
   No es lo mismo decir: “lo que tu has dicho me parece interesante” que decir:” Isabel,   lo que has dicho me parece interesante”.

  1. Armoniza tu diálogo. Expresa tu opinión como lo que es, una opinión y no un hecho irrefutable.
    Si quiero producir tensión, rigidez en quien me escucha y reacciones defensivas, no hay como decir: “en este despacho es imposible trabajar”. En vez de esto, podemos decir:”desde mi punto de vista, con tanto ruido, en este despacho es difícil trabajar”. Estoy manifestando mi opinión pero sin impedir que el otro manifieste la suya, sobre todo si ésta es diferente.

  1. Concéntrate en escuchar. Escucha con todo el cuerpo. Escuchamos cuando miramos, asentimos con la cabeza, preguntamos buscando aclaraciones y más explicaciones, empatizo poniéndome en el lugar emocional de la otra persona: “qué mal lo tuviste que pasar” “menuda alegría la visita inesperada de tu hijo”…

  1. Utiliza palabras con carga emocional positiva. Si queremos conectar desde la emoción exprésate desde la emoción, pero desde la emoción positiva. Seamos lentos a la cólera y controlemos nuestros momentos de ira  de la misma manera que aprendemos a derrochar emoción positiva con palabras que así lo expresen.

Si quieres influir en la persona a la que te diriges, pon en marcha estas pautas, entre otras que ya iremos comentando.

Practica el nivel emocional y verás como tu comunicación comienza a ser más efectiva.


 

LAS PALABRAS
Mocedades
Muchas veces las palabras
significan mucho más.
no parecen ser mentira
ni parecen ser verdad.
y se dicen muy de prisa
o se dicen sin pensar.
van y vienen con la brisa
como el agua del mar.
las palabras.
El domingo me encadenas
a una copa de champán.
pero el lunes no te acuerdas
de invitarme a cenar.
¿qué me importa lo que digas
si no lo quiero escuchar?
si es tu voz la que acaricia
y me hace soñar?
las palabras.
Las palabras son tan vanas
cuando no se dicen con el corazón.
de la nada
se disparan.
pero si no tienen alma
aunque brillen como el sol
que se vayan con el último adiós.
¿quién te quiere?
¿quién te extraña?
¿quién te mira como yo?
¿quién te lleva a casa un día
y otro día y el peor?
¿quién te llama por teléfono?
¿quién te canta una canción?
¿quién te escribe si estás lejos?
¿quién te habla de amor?
las palabras.
Fuente: musica.com

2 comentarios:

RosaMFP dijo...

Hola Rosa y a todas y todos:
qué importante es "saber decir lo que quieres decir y qué quieres transmitir". Pero sobre todo qué difícil controlar esos dos cauces comunicativos paralelos. Parece que lo más importante es concentrarse en lo que se quiere decir (¡evidentemente!, diríamos), pero al parecer, nuestros interlocutores captan con más intensidad ese mensaje paralelo donde expresamos sentimientos, intenciones,... Realmente este mensaje es con el que nos quedamos a largo plazo.

Es muy común pensar, "me gusta o no me gusta esta persona por una experiencia que tuve con ella, pero no recuerdo concretamente qué pasó, qué se dijo....". En estos casos lo que recordamos son los sentimientos que nos transmitieron, nos acordamos cómo nos hablaron, lo retenemos en nuestra retinna, aunque no necesariamente y de forma exhaustiva su contenido.
Por tanto, parece muy importante cuidar ese lenguaje paralelo al mensaje lógico que se quiere transmitir.

Rosa Franco

RoSa Zamora dijo...

¡Muy bien dicho Rosa!
Un saludo
RoSa

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