Las manos de George Benson


Este Post es una colaboración de J.A. GONZÁLEZ.
La vida es una sucesión de trenes que pasan una única vez. Puede ser que hoy mismo pase un tren parecido a éste que pasó pero ya será otro tren, nunca el que se marchó. Nos engaña su similitud y la absurda certeza de que estaremos cuando pronto pase otro. También hay trenes que pasan y no son nuestros trenes. Vivimos en un andén.

Recuerdo una tarde de julio del 2.001. Esperaba junto a unos amigos el comienzo de un concierto del cantante y guitarrista George Benson. Soy fan incondicional de Benson desde la adolescencia y nunca imaginé que me pasaría lo que esa tarde ocurrió.

Sentados en la terraza de una cafetería, acariciados por la tarde y el olor del mar, vimos pasar una persona con un rostro muy familiar y… “Oye, ¿es ese George Benson o se le parece mucho?”… “No, no, es el mismísimo Benson”… Salté como si tuviese un muelle y me dirigí a él absolutamente nervioso, balbuceé y él me ofreció su mano… Con gestos le dije que no y que esperase, y salí corriendo a buscar un papel y un bolígrafo dentro de la cafetería. Recuerdo como quedó paralizado sin explicarse mi negativa y mi conducta. Esperó divertido y cuando regresé me firmó un autógrafo y se marchó sonriendo. Esa noche el concierto fue genial. Años después aun no me he decidido a enmarcar el autógrafo (de la rabia lo tengo prisionero dentro de una biografía de Bach). Quise algo material y lo conseguí, pero siento una inmensa rabia al pensar que en mi memoria nunca vivirá la huella de esas manos que tanto admiro.

Subí a un tren que no era el mío y deje escapar el tren que esperaba. Los nervios del momento, la falta de atención y conciencia, me impidieron vivir, disfrutar, algo muy especial. Hoy estoy atento a los momentos con sabor a sol y ante ellos ralentizo el tiempo. Busco destellos de luz para gozarlos y, a fuerza de buscarlos, tengo la seguridad de dar con ellos.

Atención y conciencia, tiempo detenido, vida. Hacer cotidiano al sol nos impide disfrutar del sol. Goza la luz del día, dice el clásico. Goza la luz de este día, de este instante irrepetible. Saborea a conciencia la vida, acaríciala, huélela, mírala, escúchala. No importa que se nos escape algún tren, esperar cada día en la estación a que llegue nuestro tren es muy hermoso.

OCASIÓN PERDIDA
A George Benson, a sus manos.

Anhelas durante toda la vida
mantener firme tu voz y segura,
más cuando menos te habita la duda
de por qué aliento tu alma respira.
Esperas con ilusión el momento,
sueñas la oportunidad, lo que harías,
aquello tan pensado que dirías,
clara voz, espejo del sentimiento…
para en la ocasión quedar varado,
asustado tenor de lengua tiesa,
puro temblor de cantor noqueado.

Es la vida un caudal, río sin presa,
que pide, cuerdo seas o enajenado,
cribar de ella lo leve y lo que pesa.

                                               J.A.González.


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