¡Qué bueno tener algo que celebrar!
¡Qué bueno tener con quién celebrarlo!.
En nuestra vida dejamos las celebraciones para esas fechas marcadas, no por nosotros en la mayoría de los casos, y que, previamente establecidas, hacen de la celebración una obligación y/o una rutina.
¡Siempre hay algo que celebrar! y me refiero a algo más que cumpleaños, navidad, bodas, bautizos, comuniones,…
Recuerda que aquello a lo que prestamos atención se repite.
Luego, bajo esta premisa, ¿qué padre no quiere que su hijo repita las buenas notas de esta evaluación?, ¿qué hijo no quiere sentirse admirado por sus padres?, ¿quién no quiere tener una familia implicada los unos con los otros?, ¿qué amigo no quiere sentirse importante para sus amigos?, ¿qué jefe no quiere un equipo motivado?…
Si queremos que el éxito, la admiración, la implicación, el cariño, la motivación y energía se repitan… prestémosles atención, y que ésta sea en positivo. CELEBREMOS.
Fijaos en Rafa Nadal, pese a no estar en estos días en su mejor momento, festeja –con ese gesto tan suyo que aparece en las fotos- todos sus puntos. Cuando va perdiendo y consigue un tanto, festeja.
Cuando va ganando, festeja. Con ello se da, a si mismo, ánimo y energía para seguir repitiendo tantos.
¡Siempre hay algo que celebrar!
Cerremos bien el círculo: quiero conseguir algo, determino mi objetivo; elijo las estrategias y recursos necesarios; me esfuerzo y trabajo para ello; y cuando lo tengo, cuando lo he conseguido…. LO CELEBRO.
Y no dudes de que el éxito se repetirá.
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