Esta época de crisis -por más que me resisto a pronunciar esta palabra resulta inevitable hacerlo- que el siglo XXI nos ha traído parece ser momento de pérdidas: trabajo, casa, modo de vida,... y junto a ello: amigos -algunos "amigos"-, rutinas -ciertas rutinas-, despreocupación en el usar y tirar, en el consumir sin medida, en el acumular cosas innecesarias,...
Esta época de pérdidas nos regala la reflexión de poner en valor aquello realmente imprescindible -que suelen ser pocas cosas y muchas personas-, la mesura de nuestras necesidades y la consecución de nuestra identidad personal, más allá de status, propiedades y e incluso sapiencia.
No se trata de cómo yo te llame, sino a qué respondes tú.Pero si no sabes quién eres, cualquiera puede ponerte un nombre.Y si cualquiera puede ponerte un nombre, entonces responderás a cualquier cosa.
Proverbio africano
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