Este hombre me tiene enganchada.
¿Será su look de blanco delantal, pantalones floreados y paño a la
cadera?
¿Serán sus platos de cuchara, agradecidos al bolsillo y suculentos al
paladar?
¿Será la música de fondo que, como banda sonora de la vida, no deja de
acompasar su charleta?
Pues no, no es nada de esto.
Esos detalles no son más que el instrumento para regalarnos
diariamente la receta del vivir desde lo positivo; de esa psicología de la
felicidad tan en auge hoy en día; de ese optimismo necesario para
contrabalancear la crisis -económica, política, mental y emocional- que
vivimos.
En cada uno de sus programas televisivos, Carlos, Arguiñano, nos enseña cómo afrontar nuestro
día a día cotidiano, el de unas lentejas, una sopita de picadillo o un arroz con pollo.
Su receta es siempre la misma, y la tendrá que seguir repitiendo porque aún no hemos sido capaces de captarla, veamos:
- Creer en lo que haces y en la transcendencia que eso tiene para los demás. Arguiñano no prepara comida, hace felices a los suyos a través de su cocina.
- Disfruta cada momento; y que se note con tu sonrisa, constante. Él no deja de hacerlo.
- Sin complejos, con naturalidad. Su afición son las gafas de particular diseño que luce a la mínima ocasión.
- Habla desde lo que realmente te llena, de tu pasión, de lo más tuyo. Carlos nos acerca a su mujer, Luisi, a sus vacaciones con amigos, a sus lugares…
- Presta atención a los pequeños detalles, en ellos está la diferencia entre lo bueno y lo excelente. Salpimentar.
- No vivas para ti pero que tu vida te guste. Arguiñano cocina para otros pero prueba, y aprueba, sus guisos.
- Aprende de los maestros. Carlos invita a Arzak para escuchar su lección magistral y, haciendo de pinche, aprender.
- Acoge a los más jóvenes, déjate inspirar por ellos, genera sinergias. Ahora en su programa no sólo aprendemos a cocinar sino que también hay un espacio reservado a la nutrición.
Por esto, y por mucho más, aprender a cocinar
es un placer que tiene eco en el resto de mi vida y la de los míos.
Y lo dicho, estoy enganchada.
RoSa Zamora