Hoy estamos frente a un nuevo paradigma que nos plantea necesariamente la complementariedad entre emoción y cognición.
Una persona con inteligencia emocional percibe su propia emoción y la de los demás; usa la emoción para facilitar el pensamiento y la acción y regula las emociones para promover el entendimiento y crecimiento.
Nuestro cerebro está diseñado para ser regulado no sólo internamente sino también externamente; emitimos nuestras emociones y captamos las de quienes nos rodean, llegándose a producir “contagio emocional”.
¡Si, las emociones se contagian! y la más contagiosa es la alegría y su expresión: la risa.
Si nos cargamos de emociones positivas podemos causar epidemias allá donde estemos.
Y, en cualquier caso, siempre te puedes dejar contagiar, ¿te dejas?.
Música que contagia …..